CALLE CUNA
El británico Richard Ford en su libro “Manual para viajeros por Andalucía y lectores en casa” escrito en 1830, se refirió a esta casa cuna de la siguiente forma:
“Los que quieran cebarse en horrores pueden visitar el hospital de los expósitos, la cuna, que se llama en España, como si en efecto fuera la cuna y no el ataúd de los desgraciados niños.
La cuna o casa de expósitos puede ser definida como el lugar donde los inocentes son asesinados y los hijos naturales abandonados por sus antinaturales padres, y atendidos en el sentido de que se les mata a hambre lenta.
La cuna de Sevilla fue fundada por el clero de la Catedral y la administran doce directores, seis civiles, y seis canónigos, pocos lo frecuentan o le prestan ayuda, excepto aportando residentes... Un postigo, el torno, está practicado en la pared, y se abre con solo tocarlo, para recibir a los inocentes hijos del pecado; y una vigilante vela la noche entera para coger a los abandonados por padres que ocultan su culpa en la oscuridad... Algunos de los recién nacidos están ya moribundos y los traen aquí para evitarse el gasto del funeral, otros están casi desnudos, mientras que algunos aparecen bien provistos de ropas y cosas necesarias. Estos últimos son retoños de las clases altas y el motivo es ocultarlos temporalmente. En estos casos van también con ellos las cartas más emocionantes, pidiendo a los encargados que tengan más cuidado del normal con un niño que, sin duda, será reclamado en su día...
Todos los detalles correspondientes a cada niño expósito se apuntan en un libro, triste registro del delito y del remordimiento humano. Los niños que luego son reclamados pagan dos reales por cada día que el hospital les ha mantenido...
A menos que vaya un nombre con el niño, éste es bautizado con el que le da la directora y que suele ser el del santo del día de su llegada. El número de esos niños es muy grande y aumenta rápidamente con la creciente pobreza, mientras que el dinero destinado a sustentarles disminuye por la misma razón...”
Comienza en la Plaza de Villasis, y concluye en la Plaza del Salvador.
Historia: Hasta el siglo XVIII la calle Cuna sólo abarcaba de Villasís a la esquina de la calle Cerrajería, siendo llamado el tramo restante hasta El Salvador "Calle Arqueros", y posteriormente “Calle de la Carpintería”, hasta que finalmente toma el nombre de cuna hasta la Plaza del Salvador.
En esta calle se encuentran varios importantes edificios de la ciudad, algunos de ellos muy representativos y de gran interés arquitectónico y de contenido artístico, entre los que destacan:
Edificio Ciudad de Londres

Levantado sobre un solar situado en esquina y a partir de una planta baja sin apenas valor arquitectónico alguno, su elemento más sobresaliente es el amplio mirador de planta semicircular y creado en dos niveles que se presenta volado al exterior, en la confluencia entre ambas calles.
Palacio de la Condesa de Lebrija
Está considerado uno de los mejores palacios de la ciudad, por la cantidad de restos arqueológicos y obras de arte que posee repartidas por las distintas salas que lo componen.
Su construcción como casa señorial se inicia en el siglo XV, siendo reedificada en la centuria siguiente. A finales del siglo pasado fue adquirida por la Condesa de Lebrija, quién mandó hacer importantes reformas, llevadas a cabo personalmente y que configuraron la imagen definitiva que hoy presenta.
En su interior, acondicionado y restaurado, se alberga su valiosa colección de antigüedades, pues la condesa era gran apasionada por la arqueología y decidió adornarlo con unos restos encontrados por casualidad en un solar que adquirió junto a las ruinas de Itálica. Así, pueden verse desde vasos y vasijas hasta ánforas, columnas, mosaicos y esculturas de incalculable valor.
Palacio del Marqués de la Motilla

Curiosamente la fachada a esta calle Cuna es de estilo regionalista, distinto del estilo neogótico de la fachada que da a la calle Laraña.