NO-DO DE SEVILLA:
El Rey Don Alfonso X el Sabio era un hombre de letras, culto e instruido aunque parece ser, que no sabía demasiado del arte de gobernar, lo que llevó al descontento a su pueblo.
Debido a esto, el pueblo (sus súbditos), se dividieron en dos bandos: los que apoyaban al rey Alfonso X y los que seguídores de su hijo, el príncipe Sancho que contaba con el apoyo de su madre y esposa del rey Alfonso X, doña Violante.
España se vió envuelta en una dolorosa contienda entre padre e hijo. El ejército de Don Sancho iba día a día ganando adeptos y conquistando territorios hasta que consiguió alzarse como rey en la mayor parte de España.
Una vez conquistada la mayor parte del país, se mostró generoso con su padre y no quiso atacar la ciudad de Sevilla, en la que su padre, el rey Don Alfonso X viejo y enfermo, se había refugiado.
En Sevilla pasó Don Alfonso los últimos días de su vida, arropado por algunos fieles magnates y por todo el pueblo Sevillano que manifestó al anciano rey su apoyo y cariño hasta el final de su vida.
Don Alfonso otorgó en señal de gratitud a este pueblo tan leal un lema a modo de jeroglífico para el escudo de la ciudad, formado por las sílabas NO y DO con una madeja en medio. La lectura de este criptograma es NO MADEJA DO, expresión fonética de la frase NO ME HA DEJADO, con la que el rey quería agradecer a Sevilla el hecho de que no le hubiera abandonado.
Desde entonces, este símbolo puede verse en el escudo de la ciudad así, como en todo el mobiliario urbano y otras parcelas municipales.
El Rey Don Alfonso X el Sabio era un hombre de letras, culto e instruido aunque parece ser, que no sabía demasiado del arte de gobernar, lo que llevó al descontento a su pueblo.
Debido a esto, el pueblo (sus súbditos), se dividieron en dos bandos: los que apoyaban al rey Alfonso X y los que seguídores de su hijo, el príncipe Sancho que contaba con el apoyo de su madre y esposa del rey Alfonso X, doña Violante.
España se vió envuelta en una dolorosa contienda entre padre e hijo. El ejército de Don Sancho iba día a día ganando adeptos y conquistando territorios hasta que consiguió alzarse como rey en la mayor parte de España.
Una vez conquistada la mayor parte del país, se mostró generoso con su padre y no quiso atacar la ciudad de Sevilla, en la que su padre, el rey Don Alfonso X viejo y enfermo, se había refugiado.
En Sevilla pasó Don Alfonso los últimos días de su vida, arropado por algunos fieles magnates y por todo el pueblo Sevillano que manifestó al anciano rey su apoyo y cariño hasta el final de su vida.
Don Alfonso otorgó en señal de gratitud a este pueblo tan leal un lema a modo de jeroglífico para el escudo de la ciudad, formado por las sílabas NO y DO con una madeja en medio. La lectura de este criptograma es NO MADEJA DO, expresión fonética de la frase NO ME HA DEJADO, con la que el rey quería agradecer a Sevilla el hecho de que no le hubiera abandonado.
Desde entonces, este símbolo puede verse en el escudo de la ciudad así, como en todo el mobiliario urbano y otras parcelas municipales.