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jueves, 2 de abril de 2015

Monumentos de Sevilla: Hospital de la Caridad

 
 
HOSPITAL DE LA CARIDAD:

El Hospital de la Caridad, es la sede de la Hermandad del mismo nombre. Ya existía a mediados del siglo XVI. Ya entonces tenía sus cultos en el lugar que hoy ocupa la iglesia de San Jorge, situada en las Atarazanas Reales.

Esta hermandad tenía como objetivo principal enterrar a los ajusticiados, a los ahogados en el río o a los abandonados que nadie reclamaba.

El hospital en conjunto, constituye una de las obras máximas que ha dado el arte Español de todos los tiempos.

Esta hermandad aparece siempre ligada al de su más ilustre hermano mayor, Don Miguel de Mañara, que es considerado un caballero singular y una de las figuras más atractivas de la Sevilla del siglo XVII. Durante el periodo en el que el fue hermano mayor se amplió las funciones que realizaba la hermandad y empezó a funcionar como hospital en el que socorrían a los enfermos pobres que no eran atendidos en ningún otro hospital de Sevilla. Todavía hoy en día funciona como residencia de ancianos desvalidos.

El conjunto monumental se divide en tres bloques: la iglesia, el hospital y las colecciones artísticas conservadas en dependencias de la Hermandad de la Santa Caridad. Todo el arte atesorado en el recinto responde a un acertado discurso simbólico ideado por el propio Mañara, que pretende acercar al visitante una elemental exposición de la doctrina católica sobre las obras de misericordia como único bagaje válido a la hora del Juicio Final.

La actual iglesia se construyó sobre el solar de la antigua capilla de San Jorge del siglo XVI, que estaba en ruinas. En 1.644 y gracias a las aportaciones de Don Miguel de Mañara, comienza a edificarse la nueva iglesia, encargándose el proyecto al arquitecto Pedro Sánchez Falconete, que contó además con la colaboración de Leonardo de Figueroa.

La fachada de la Iglesia está decorada con azulejos que representan a San Jorge, Santiago, La Fe, La Esperanza y La Caridad. La Iglesia es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón y pequeña cúpula en el espacio anterior al presbiterio.

Entre las numerosas obras de Valdés Leal destacan sus dos obras maestras que contienen una profunda meditación sobre la Muerte y los acontecimientos espirituales que la suceden: Juicio, Infierno y Gloria. Estas obras daban paso a un conjunto de cuatro pinturas de Murillo, que fueron robadas por el Mariscal Soult en 1.810, encontrándose en la actualidad en diversos museos extranjeros.

El ciclo de las obras de misericordia de Murillo se continúa con las dos pinturas situadas en lo alto del muro del antepresbiterio, que representan a Moisés haciendo brotar agua de la Roca y la Multiplicación de los panes y los peces. La ultima obra de Misericordia: enterrar a los muertos, aparece plasmada en el retablo mayor, cuya arquitectura se debe a Bernardo Simón de Pineda y la escultura es obra de Pedro Roldán. Pertenecen también a este mismo escultor el Cristo de la Caridad y la escultura que remata el púlpito de hierro, destacable por su bello diseño.

Otras obras de Murillo en la Iglesia son: San Juan de Dios transportando un enfermo, La Anunciación, Santa Isabel de Hungría, El Niño Jesús y San Juan Bautista Niño.

Una mención especial merecen los patios decorados con paneles de azulejos del siglo XVII, que representan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento.
 
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