EL CACHORRO DEL CEMENTERIO:
En el cementerio de San Fernando de Sevilla, entre la Glorieta del Cristo de las Mieles y la Glorieta de la Piedad, se encuentra el Panteón de Aníbal González, arquitecto autor de la Plaza de España y personaje ilustre Sevillano.
Este panteón es de ladrillos visto con un arco de medio punto, se encuentra cerrado con una cancela negra y una celosía con pequeños dibujos, en el lado izquierdo de su interior, pueden ver con cierta dificultad un Cristo crucificado, cuenta una leyenda urbana cofrade que esta es la autentica imagen del Cristo del Cachorro.
El 26 de Febrero de 1973, Rafael Blanco Guillen, con riesgo de su propia vida, entró a cuerpo en la Capilla del Patrocinio en llamas, logró salvar la imagen del Cristo de la Expiración, dañando solo piernas y talones, dicho incendio acabó con la imagen de la Virgen del Patrocinio.
Según cuenta la leyenda, los daños sufridos por la imagen del Cristo llevaron a la Hermandad a tomar la decisión de encargar otra talla en el más absoluto secreto para sustituir a la original. En 1974 los hermanos Raimundo y Joaquín Cruz Solís realizaron la feliz restauracion del crucificado. La réplica fue depositada en el panteón de Aníbal González. Con el paso de los años, la leyenda ha ido tomando más cabida dentro de las historias de la ciudad, aún más cuando aquellos curiosos que acuden al panteó familiar del famoso arquitecto Sevillano comprobueban el deterioro en piernas y pies, concretamente, las partes más afectadas tras el incendio.
La curiosa versión captá la atención de muchos, sin embargo la explicación oficial desmonta la propia leyenda. En 1919, Aníbal González recibió el permiso de la Hermandad para hacer una réplica del Cristo del Cachorro. El arquitecto encargó la obra a su amigo y ornamentista, Eduardo Muñoz Martínez, mientras que la policromía fue realizada por su sobrino, Cayetano González. Esta reproducción siempre ha permanecido en el cementerio Sevillano.
El deterioro que presenta está imagen es fruto de la humedad. Este estado de conservación dio pie al surgimiento de la leyenda, sin embargo, el tiempo y la realidad han desmentido su contenido, despejando cualquier duda sobre la verdadera imagen del Cachorro, que es la que que se encuentra actualmente en el Templo del Cristo de la Expiración.
En el cementerio de San Fernando de Sevilla, entre la Glorieta del Cristo de las Mieles y la Glorieta de la Piedad, se encuentra el Panteón de Aníbal González, arquitecto autor de la Plaza de España y personaje ilustre Sevillano.
Este panteón es de ladrillos visto con un arco de medio punto, se encuentra cerrado con una cancela negra y una celosía con pequeños dibujos, en el lado izquierdo de su interior, pueden ver con cierta dificultad un Cristo crucificado, cuenta una leyenda urbana cofrade que esta es la autentica imagen del Cristo del Cachorro.
El 26 de Febrero de 1973, Rafael Blanco Guillen, con riesgo de su propia vida, entró a cuerpo en la Capilla del Patrocinio en llamas, logró salvar la imagen del Cristo de la Expiración, dañando solo piernas y talones, dicho incendio acabó con la imagen de la Virgen del Patrocinio.
Según cuenta la leyenda, los daños sufridos por la imagen del Cristo llevaron a la Hermandad a tomar la decisión de encargar otra talla en el más absoluto secreto para sustituir a la original. En 1974 los hermanos Raimundo y Joaquín Cruz Solís realizaron la feliz restauracion del crucificado. La réplica fue depositada en el panteón de Aníbal González. Con el paso de los años, la leyenda ha ido tomando más cabida dentro de las historias de la ciudad, aún más cuando aquellos curiosos que acuden al panteó familiar del famoso arquitecto Sevillano comprobueban el deterioro en piernas y pies, concretamente, las partes más afectadas tras el incendio.
La curiosa versión captá la atención de muchos, sin embargo la explicación oficial desmonta la propia leyenda. En 1919, Aníbal González recibió el permiso de la Hermandad para hacer una réplica del Cristo del Cachorro. El arquitecto encargó la obra a su amigo y ornamentista, Eduardo Muñoz Martínez, mientras que la policromía fue realizada por su sobrino, Cayetano González. Esta reproducción siempre ha permanecido en el cementerio Sevillano.
El deterioro que presenta está imagen es fruto de la humedad. Este estado de conservación dio pie al surgimiento de la leyenda, sin embargo, el tiempo y la realidad han desmentido su contenido, despejando cualquier duda sobre la verdadera imagen del Cachorro, que es la que que se encuentra actualmente en el Templo del Cristo de la Expiración.