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lunes, 30 de marzo de 2015

Leyenda: Hombre de Piedra

 
 
EL HOMBRE DE PIEDRA:

Corría el siglo XV. Estaba Mateo el Rubio bebiendo con sus compadres en una taberna sevillana de la calle del Buen Rostro. Entre carcajadas y órdagos se detuvo ante la puerta el Santísimo Sacramento, ante el que era obligatorio arrodillarse por orden del rey Don Juan II, esta norma puede leerse todavía, bajo la cruz de los Polaineros, en el exterior de la Iglesia del Salvador (en la calle Villegas). Todos lo hicieron con reverencia, salvo Mateo, que insultó y blasfemó al Santísimo Sacramento, y se mofó de los parroquianos y del sacerdote diciendo que eso era cosa de beatas. Un rayo divino cayó entonces sobre él, el cual le hundíó en la tierra las rodillas que no quiso doblar, convirtiendo su cuerpo en piedra.

Su torso se puede contemplar todavía en la calle que lleva el nombre del prodigio y el castigo: Hombre de piedra.
 
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