LAS CADENAS DE LA CATEDRAL:
Hasta mediados del siglo XVI en Sevilla existían muchos y variados organismos de justicia por lo que los conflictos sobre las diferentes jurisdicciones estaba garantizado.
Si a ello, le añadimos que la justicia ordinaria tenía fama de ser muy dura, se entiende que cada uno buscara el amparo del tribunal que más le convenía. Por ejemplo, el soldado se acogía al foro militar, los curas al tribunal eclesiástico etc...
Los que no tenían a que acogerse utilizaban el llamado "derecho de asilo" que impedía a la justicia ordinaria entrar en los lugares sagrados para detener a los presuntos delincuentes.
Para saber donde comenzaba la jurisdicción eclesiástica y terminaba la jurisdicción civil, dando comienzo el derecho de asilo, se colocaron en año 1.565 las cadenas que rodean la Catedral de Sevilla.
Otra de sus funciones, fue para impedir que los mercaderes de las Gradas entraran con sus cabalgaduras, en los días de mal tiempo, al templo.
Desde entonces, las cadenas se han vuelto un símbolo más que característico de la ciudad de Sevilla que perdura en perfecto estado hasta la actualidad.
Hasta mediados del siglo XVI en Sevilla existían muchos y variados organismos de justicia por lo que los conflictos sobre las diferentes jurisdicciones estaba garantizado.
Si a ello, le añadimos que la justicia ordinaria tenía fama de ser muy dura, se entiende que cada uno buscara el amparo del tribunal que más le convenía. Por ejemplo, el soldado se acogía al foro militar, los curas al tribunal eclesiástico etc...
Los que no tenían a que acogerse utilizaban el llamado "derecho de asilo" que impedía a la justicia ordinaria entrar en los lugares sagrados para detener a los presuntos delincuentes.
Para saber donde comenzaba la jurisdicción eclesiástica y terminaba la jurisdicción civil, dando comienzo el derecho de asilo, se colocaron en año 1.565 las cadenas que rodean la Catedral de Sevilla.
Otra de sus funciones, fue para impedir que los mercaderes de las Gradas entraran con sus cabalgaduras, en los días de mal tiempo, al templo.
Desde entonces, las cadenas se han vuelto un símbolo más que característico de la ciudad de Sevilla que perdura en perfecto estado hasta la actualidad.